Miembro destacado: Carolina Ramírez

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¿Cómo llegaste al mundo de la arquitectura?

Soy colombiana, empecé mis estudios allí ero cuando llegué a la Universidad Politécnica de Madrid, todo cambió.

Ahí encontré una arquitectura más rigurosa, más técnica. Y me encantó.

Desde pequeña me gustaba moldear cosas, jugar con plastilina, armar estructuras. Eso se transformó en una obsesión por entender cómo se construyen realmente las cosas. En la universidad hice todos los cursos de estructuras que había. Me especialicé en sistemas constructivos porque quería ir más allá del diseño: quería entender cómo hacer que una idea se vuelva realidad.

 

¿Cuál fue el proyecto que más marcó tu carrera?
Hubo varios, pero sin duda el que más me marcó fue un laboratorio farmacéutico de más de 100.000 m² en Madrid. Al principio me contrataron para modelar un poco de arquitectura, pero terminé modelando estructuras, instalaciones, sistemas completos. Incluso modelé temas tan inesperados como las plagas. Sin saberlo, estábamos creando un gemelo digital cuando ni se usaba ese término todavía.

Ese proyecto fue tan completo que desde el modelo gestionábamos todo: temperatura de salas, válvulas, datos de plantas… Autodesk lo reconoció como caso de éxito en 2015. Para mí fue una confirmación de que la tecnología, cuando se usa bien, transforma la forma de gestionar un edificio.

 

¿Qué herramientas usás en tu trabajo actual?
Trabajo mucho con Revit, que sigue siendo mi herramienta base para modelado. Para mediciones y costos, uso Presto. Y Autodesk Construction Cloud me permite coordinar con equipos multidisciplinarios. Últimamente también estoy usando herramientas con IA como Gemini y NotebookLM. Me ayudan a organizar ideas, ordenar información, estructurar proyectos. A veces, preguntarle a una IA cómo ordenar algo es más rápido que resolverlo sola.

También uso plataformas como SNAGIT para hacer tutoriales visuales en mi canal de YouTube. Muchas veces es más fácil explicar con un dibujo que con palabras.

 

¿Quiénes son tus referentes?
En arquitectura, Álvaro Siza me marcó desde el inicio. Lo vi resolver un problema de diseño con tres líneas y fue como ver magia. Tenía una conexión poética con el espacio. Y en tecnología, admiro profundamente a Fernando Valderrama, el creador de Presto. Es un referente por su generosidad y por su forma de pensar, no solo en herramientas.

 

¿Qué papel juega la comunidad en tu desarrollo profesional?
Para mí, la comunidad lo es todo. Estoy activa en grupos como EUBIM, donde me reconocieron como experta destacada en 2024, y también en redes de apoyo en Colombia y en Madrid. No hay que saberlo todo, sino tener una red de gente que sabe de todo y con la que puedes construir en conjunto.

Además, enseñar es una parte fundamental de mi vida. Ser profesora me obliga a seguir aprendiendo, a estar actualizada. Mis alumnos me hacen preguntas que a veces me sacan de la zona de confort, y eso me encanta.

 

¿Qué consejo les darías a quienes recién empiezan?
Que abracen el cambio, que sean curiosos, que no le tengan miedo a la tecnología. La carrera universitaria es solo el punto de partida. Hoy tenemos acceso a herramientas increíbles: IA, cursos gratuitos, comunidades enteras. Solo hace falta tener ganas y constancia.

 

¿Cómo ves el futuro de la arquitectura?
Creo que el BIM va a dejar de ser solo una herramienta de modelado y va a pasar a ser una plataforma de decisiones. Lo importante ya no es hacer dibujos en 3D, sino tomar decisiones informadas en cada etapa del proyecto. Y para eso, necesitamos datos, colaboración, y una buena base tecnológica.

La tecnología está para potenciar nuestra mirada, no para reemplazarla. Ese es el futuro que quiero construir.